Dignatario de amor apoderado,
aguardas fiel a mi lado.
Sigiloso, trasnochado,
en sueños acaudalado.
Susurrante hidalgo:
¡Suspiros redoblados!
¿Ubicuidad? Pero si no estás…
Deambulé perdida en el bosque:
las sílfides mentaron tu nombre.
Cegadora ilusión; no respondes.
El cielo llameante relampagueaba.
Afanosa busqué el camino,
tú guiaste mi escondrijo.
Allí dormí, con hojas me cubrí.
Al despertar oí:
El viento bullicioso mostrará su rostro.
Marisa Béjar 12/ 06/2017.
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