El último vals.
Es mi último vals.
He desoído los estertores
que acusan fastuosas protuberancias
en valles de andar descalza.
Listones,
que rasgan la seda en jirones…
Siento hormigueantes excoriaciones
en mi cuerpo
por tu silencio
que ahogan mis versos.
Es un anexo perverso;
acuíferos mutan infiernos…
Hay una bifurcación;
donde el ambiente nebuloso
deviene nácar más imperioso.
Tengo la aldaba,
y tú telepática mirada.
En el llanto está la alquimia
que abraza almas encumbradas.
Olvida la senda abigarrada
y busca el color de mi mirada.
Tiéndeme la mano en mi último vals;
el suelo está encerado
y nosotros enamorados.
Alma rimada.
Marisa Béjar, 25/11/2017.
El silencio en el valle solo se rompe con un vals. Felicidades por tu escritura
ResponderEliminarMuchas gracias por tu precioso comentario. Un placer que te guste. Besos.
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