miércoles, 13 de diciembre de 2017
Auriga entre espigas.
Residenciada en el cimbreado acantilado
la amplitud deviene inoperativa
si creo que el paisaje es la esquirla,
pero… ¿y si fuera mi guía?
Tritón galantea con la dulce campesina
pues las divinidades marinas
ya no rigen su vida.
Espacio bucólico
enguantado en bellos prados
de amor almidonados.
No soy hija de Poseidón;
sólo auriga entre espigas
que inyectan infame elegía.
Borbotea la necedad
impregnando el suelo de adiposo sustrato
que yerra mis pasos.
No hay guarida;
espero una empírea caída.
Veo faunos persiguiendo ninfas que gritan
en el lago de agua ambarina…
La calma está desatendida.
Marisa Béjar. 13/12/2017.
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Espesura y desasosiego al leer estos versos. Hermosos y trágicos. Así es la poesía. Un sueño que te lleva hasta el acantilado de palabras. Besos del versorojo
ResponderEliminarMuchas gracias por tu halagador comentario. Me encanta tu descripción poética. Puede que la fuerza de ese sueño esté en el contraste con la realidad... O puede que resida sólo en nuestro interior; es el misterio de la poesía...Desconozco sus lindes.
EliminarMuy amable por plasmar tu percepción. Besos VersoRojo.
Esta poesía describe el paisaje tenebroso que pisamos y que no nos dejan recorrer. Me gusta releerlo y recrearme en sus preciosos versos. En la esquirla de tus palabras
ResponderEliminarBesos
La calma está desatendida...Todos los días bordeamos un nuevo acantilado.... o el mismo. Y todos los días fenecen nuestras ilusiones porque no encontraron en viaducto. Me alegra saber que te gusta el poema y leer tu encantador comentario. Muchas gracias Don Dumas. Besos.
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