El fardo mágico.
Tengo un fardo mágico
que abriga nuestro mundo:
dársena que aplaca el ocaso
unidos en narcótico abrazo.
No pienses que hay escarcha
en la escalinata;
desanuda el fardo
y estarás a salvo.
No es aflautado el tambor:
no oprimas tu corazón,
la evisceración tampoco es la solución.
El cántaro ajado
no puede ser restaurado
por alfarero
frugal en sentimiento.
El verde es nuestra esfera:
diana tapizada de hiedra selvática indomada.
Aquella inmensa pradera férvida,
que ya no zigzaguea:
porque allí retoza la unión más hermosa.
Tengo un fardo mágico
que ha creado nuestro mundo apolíneo.
Allí veo caer los grumos de tus ojos
en fosfóricos mensajes de calma
y un nuevo amanecer de almas.
Marisa Béjar, 7/12/2017.
Existe una pradera que es infinita. Donde se retuercen los grumos de unos ojos que sólo miran a una dirección. A un único horizonte. Hermosa y brillante escritura Marisa.
ResponderEliminarBesos
Maravilloso comentario el tuyo que incide en esos ojos que son capaces de hallar el mismo horizonte. Me encanta pensar en esa pradera infinita en la que los obstáculos desaparecen. Muchísimas gracias por captar y comentar los dos puntos claves del poema. Me ayuda a saber que transmite y me anima. Un placer que me leas Verso Rojo. Besos!
Eliminar