El retrato.
Mi alma habita en el zaguán de la imagen dorada;
baluarte de nenúfares purpúreos
¡sobrevivieron al Gran Diluvio!
Los códices de antaño
mentaron su retrato:
<<Ser con destellos diamantinos>>.
¡Llegaron asaltacaminos!
Rostro que oblitera hordas de infierno y rabia.
Belleza policromada
que aguarda mi estancia
en galanteos y siseos:
envites a los Campos Elíseos.
Oigo un chasquido agorero,
¡achico los ojos y no lo veo!
El aire está larvado de dolor.
Espesa calima virando
en roca caliza;
¡Arpía!
Hueles a curtiduría.
Plúmbea nostalgia
arrobada en su aura.
Marisa Béjar, 9/11/2018
sensaciones encontradas en esta poesía de mil caras. En estos versos maravillosos se huele ese sentimiento que nunca se ve.
ResponderEliminarBesos Marisa
Mil caras... Me encanta! La poesía es multidireccional. Muchísimas gracias por tu bello y enriquecedor comentario. Besos T.
EliminarBuenas tardes Marisa. ¿ Cómo estás?... Hacía mucho que no entraba por los "lares" de Google +.
ResponderEliminarSuperior, como siempre, alcanzas unas cotas del lengunaje muy altas a la par que creas un mundo único. Maravillosa.
Un abrazo grande,
Israel.
Hola Israel! Muchas gracias por tus maravillosas palabras, me anima leer tu comentario. Me reconforta saber que ves ese mundo...
EliminarBienvenido siempre a mi espacio. Un fuerte abrazo.