De la aspereza nace el ocultismo.
La cruz cátara fondea en el valle del monocorde olvido.
Arramblaron sus cortijos,
¡quemaron a sus hijos!
La muerte: eterna amancebada
del poder hiriente
expolia Seres que se aferraron
al ventanuco de la fe.
Son espíritus encorvados
de rostros apergaminados
y ojos aguados.
Irredentos del sotobosque
con címbalos herrumbrosos
de vítreos sonidos
que tintinean en la beldad
de la indomable oscuridad.
Marisa Béjar, 18/11/2018
Me sumerjo en extrañas sensaciones leyendo este formidable poema. Excelente. Leerlo las oscuras y certeras palabras me impacta . gracias por tus versos
ResponderEliminarBesos
Agradezco muchísimo tu visita y tu bella reflexión. Me anima mucho saber que estás ahí. Gracias. Besos T.
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