Querubines de la vaguada.
Somos querubines
distorsionando el amperio del excelso arte
de amarse,
socialmente adulterado
por arritmias y farsas cívicas
que asfixian la autoestima.
Querubines de la vaguada,
juntos alcanzamos laderas irisadas
donde queda embarrada
la agorera espera.
Querubines de la vaguada
viviendo en un reino sin cerbatanas.
Nirvana bajo las alas…
¡Esa concavidad abraza las almas!
Donde se extingue la herrumbre
y el pasado son bufonadas
escanciadas en la nada.
Yacemos en un vergel de satén,
reverencial piel: dintel de placer.
Saciamos la hambruna
en nuestras texturas,
desfalleciendo si no hay encuentro
y el susurro muere en el cortejo del averno.
Somos poleas de seda
deslizándonos en nuestra propia esfera.
Marisa Béjar, 31/01/2018
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