Esfinge en el Ártico.
Es el torrente
insurgente
que arranca
mis escamas
y me entierra en el lodo:
aquel tortuoso y angosto sólido
que impregna mi alma en óxido.
Hay monstruos con lenguas venenosas,
quieren esconderme en sus entrañas;
el torrente se llevó mis escamas.
¡No tengo fortificación,
ni velo bienhechor!
La esfinge
Infringe la leyenda:
sonríe en el Ártico
causando espanto.
El torrente no pudo
Causar muerte
A su “Yo” consciente.
Los lugareños
despertaron pasmados.;
¡jamás creyeron que el ocre fuera plateado!
¿Cómo pudo resplandecer
un negro amanecer?
Debo hablar con ella,
muero en dulce duermevela:
aquella que no desespera,
ni despierta mi mente
para atacar el torrente.
Mis escamas vagan
en vereda errática.
Pero aún sin ellas
siento el poder de la absolución: el perdón,
en aquella esfinge
que quebranta su estela.
Por eso sé que puedo:
salir de esta mugrienta duermevela.
Marisa Béjar, 01/01/2018.
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