Horror enquistado.
Mi cama es un cenagal con voces
cavernosas:
un cubículo fantasmal,
donde el amor
espera almidonado
huir del horror enquistado.
Mi vida quedó destronada,
como alud en costa soleada.
Exangüe ilusión caduca y soterrada,
que fragua lenta en voz ahogada.
Mi cama es un brezal arácnido
con encuentros feroces en falacias de
pasión:
donde el amor quedó orillado
y el horror enquistado.
Marisa Béjar 26/03/2017.
Foto mía de una de las gárgolas de la Catedral de Notre Dam, París.
Foto mía de una de las gárgolas de la Catedral de Notre Dam, París.
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