Apoteósicamente bella.
Su alma pulula en aquella montaña.
Vacua es su imagen diurna,
chispeante bajo la luna.
Espíritu apresado
en diagrama del pasado
que en vano
deambula
buscando a su amado.
Designios alquitranados,
pétreos y encapotados.
Ella no puede cruzar la montaña,
¡Él ignora poder hallarla!
Tironea en su corazón
orfandad y aflicción
por reminiscencias
danzarinas de ilusión.
Supurante pugna de dolor.
Insondable llanto fantasmal
anclado en abisal intemporal.
Su pena resuena amplificada,
como cascotes arrojados
en rocas calizas:
eco misceláneo que hipnotiza…
No temas,
no es toxina, es divina.
Acúnala en tu esfera.
Él desconoce el canal,
agnóstico en tema espiritual,
aleccionado en materialidad:
arcaico escollo de adversidad.
Tú que tienes visión multiforme y periférica,
empotra el miedo,
ve con ella:
apoteósicamente bella.
Marisa Béjar 20/05/2017.
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