Fragmento de mi novela El Cielo de los Perros.
<<La discoteca Pedal Metal se ubicaba en Barrio Gótico de Barcelona, a pocas calles de la Plaza Sant Jaume. Al salir de la manifestación, Marina advirtió que no iba ni maquillada ni sexi, pero ya no podía volver a casa y solventar la situación. Se alegró al palpar en el interior de su bolso un estuche de maquillaje para situaciones de urgencia. Buscó un bar, se tomó un refresco y se acicaló en el cuarto de baño. A sus treinta y siete años se sentía como una auténtica colegiala que a escondidas de los padres se pintaba en lugares clandestinos. Lo hacía por ella misma, y también por su amiga Rebeca, que siempre estaba estupenda, particularmente en los eventos sociales. Ambas vivían realidades divergentes en muchos aspectos, pero les unía una amistad de años. Rebeca siempre le recriminaba diversos temas, entre ellos su falta de interés por ampliar sus círculos de amistades. Marina consideraba la mayoría de aquellas ideas: una pérdida total de tiempo.
<<La discoteca Pedal Metal se ubicaba en Barrio Gótico de Barcelona, a pocas calles de la Plaza Sant Jaume. Al salir de la manifestación, Marina advirtió que no iba ni maquillada ni sexi, pero ya no podía volver a casa y solventar la situación. Se alegró al palpar en el interior de su bolso un estuche de maquillaje para situaciones de urgencia. Buscó un bar, se tomó un refresco y se acicaló en el cuarto de baño. A sus treinta y siete años se sentía como una auténtica colegiala que a escondidas de los padres se pintaba en lugares clandestinos. Lo hacía por ella misma, y también por su amiga Rebeca, que siempre estaba estupenda, particularmente en los eventos sociales. Ambas vivían realidades divergentes en muchos aspectos, pero les unía una amistad de años. Rebeca siempre le recriminaba diversos temas, entre ellos su falta de interés por ampliar sus círculos de amistades. Marina consideraba la mayoría de aquellas ideas: una pérdida total de tiempo.
Llegó con paso ligero haciendo volar su mata de pelo largo negro azulado, mientras le dedicaba una amplia sonrisa a su amiga.
(...)En aquellos momentos sonaba la canción del mítico grupo Queen: «I want it all», contribuyendo a solemnizar el acontecimiento.
(...)Marina notó que alguien le tocaba ligeramente el hombro por detrás. Se giró y vio a...>>
Marisa Béjar.
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