Cuando era niña pensaba que al igual que la campanilla del apagavelas extinguía la llama de mis candelabros; algún día mi dolor se disiparía.
Aire estanco en mi alcoba.
Sobre el secreter
flamean volutas de humo
sofocadas de las velas.
Discurren desmigadas
y acharoladas al ventanal.
Dotes de mediumnidad,
cacofonías tras el cristal.
Soy el marsupial desparejado
que vaga por el sotobosque fangoso.
Ensamblo mi ruego al cielo,
hoy quiero catapultarme contigo.
Te veo, eres espíritu.
¿Amor disfuncional?
O un eslabón arcano en esta realidad.
Marisa Béjar, 21/06/2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.