sábado, 17 de agosto de 2019


La poesía de Marisa Béjar es un mundo en sí misma; un mundo fantástico de brumas y espíritus etéreos, luces y sombras, aromas, emociones y sentimientos; es como un viaje en el tiempo hacia una atmósfera medio gótica, medio medieval, medio romántica, que sorprende y atrapa por su magia. Tiene el don de pintar cuadros que dibujan imágenes oníricas, inquietantes, pero siempre con un pequeño destello de luz brillante. Este ambiente puede palparse, por ejemplo, en su poema «El escriba», en el que el lector casi puede oír el chisporroteo del cirio, el aroma a cera derretida, a papiro:
El escriba vaga
con alma traslumbrada
y pluma amortajada.
El porta cirios centellea,
en duermevela fluyen letras.
Tinta seca: catalepsia.




https://revista.poemame.com/2018/08/02/poesia-con-aroma-a-sandalo-la-pluma-de-marisa-bejar/


viernes, 9 de agosto de 2019


SÌSMICO.






Soy como una farola de gas que flamea en la oscuridad…

Uso bigotes de  gato como tentáculos para captar las volutas 

que atentan a mi integridad.

Hago; Shhh…!!!!

Pero la espesura me engaña.

Hace siglos perdí mi arraigo

en algún extrarradio.

Sísmico: Soy un Ser sísmico.



Marisa Béjar, 09-08-2019



Imagen, Anka Zhuravleva.


viernes, 2 de agosto de 2019

TRAGALUZ IRIDISCENTE





Hay un resuello que quiebra mi sueño…

Despierto en una alcoba empolvada,


cortinas burdeos de pana ventean alcanzando las ramas.


Aquí resido,


desde hace más de un siglo.



De sus labios brotó la esperanza,


las dríadas nos dieron su savia.


Vivimos en un celuloide verdeante


con vierteaguas para la distancia,


y centinelas que hiparan ante el peligro.


Desde la última estrella del cielo


nos vieron unidos con nuestro hatillo diamantino.


Me anclé un tragaluz iridiscente por sombrero


y  te filtrabas cuando no estabas.


Pero ahora  el tragaluz está enlosado;


te perdí vadeando el río.



El amor es subversivo, poroso, y usa anteojos sin vidrio.




Marisa Béjar 31/07/2019



Imagen Anka Zhuravleva

                         
                         Alma rimada