jueves, 11 de octubre de 2018

Agua





Soy el remero desparejado,

¡qué agravio!.

Ahora al oír crujir los maderos

sé que puedo imbuirte

en las cacofonías de mi mundo incierto.


Me aguijona tu sonrisa, tu alma.

Por eso me retiro boqueando

a mi inmundo camastro,

trasegando los últimos días de dicha;

mi vida….


Los embistes de las olas

son envites para gozar de ti en la proa.

Subo circunspecto y sigiloso,

transito en pasadizos angostos…



Y sólo recuerdo el recodo de mi Ser en la barandilla,

y que a la bitácora suplicaba dónde te hallabas;

mi alma rimada.



Alma rimada.
Marisa Béjar, 11/10/2018.


Ilustración: Anka Zhuravelva


2 comentarios:

  1. Esta poesía es tan bella como falsa. Así es la POESIA . Bella y falsa. De ella me alimentaba hasta que se muere. Sobresaliente haberse mojado con tus palabras

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    1. Muchas gracias por comentar.
      La poesía engloba matices tan inabarcables que no sabría calibrar...Saludos!

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