Fragmento de mi novela “El Cielo de los perros”.
<<Bajó corriendo las escaleras (…)
Llevaba un manojo de llaves simular al alguacil de una prisión. Tenía las manos
ateridas y temblorosas, introdujo dos llaves distintas en la cerradura sin
obtener resultado. En medio de aquel desasosiego el llavero cayó sobre las
viejas baldosas, emitiendo un estruendoso sonido que retumbó en el vestíbulo.
Se agachó a recogerlas y en ese momento Thelma emitió unos sonidos lastimeros
que corroboraban la situación aciaga que acontecía. Aún de cuchillas Marina
fijó los ojos en los de su amedrentada
perra, y entendió que el animal quería detenerla en su deseo irrefrenable de
salir al exterior. Cerró los párpados y la abrazó susurrándole palabras
familiares y halagüeñas para tranquilizarla. Pero en el exterior los perros
seguían ladrando y debía hacer algo para que cesara aquella situación>>.
Marisa Béjar.
La foto la he hecho yo.
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