Mi alma está balando por ti.
Cada noche transmuto
para estar contigo.
Canjeo la afrenta y el desacierto
por carruajes de amor eterno:
que en palco de diamantes engarzados,
contemplo ingrávidos
sobre el suelo adoquinado.
¡Allí expira el ardid mundano!
Despierto azorada,
¡Malsana el alba!
Mi rostro embotado
por amor del pasado.
Cortinas convulsas
franquean la ventana
aullando al infinito.
Sobre el velador
tu imagen en daguerrotipo
sonriendo en añil,
mientras mi alma
está balando por ti.
Marisa Béjar, 07/04/2017.
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ResponderEliminarGracias!
EliminarEl olvido cada uno lo lleva a su manera.
En mi caso parto de la premisa de que me olvido de pocas cosas...
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ResponderEliminarHola Don Dumas. Sí, por supuesto, los recuerdos (aunque todos no sean buenos), son nuestros y nos ayudan a seguir viviendo... Dicen que la gente mayor se apaga cuando dejan de aferrarse a sus recuerdos... Pues eso indica que la misiva es que tenemos que tenemos que recordar.
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