Entelequia infinita.
Rastreé parajes escarpados,
nebulosos y afines al tártaro.
Ululé hallar tu abrazo
en estereoscópico llanto.
Trasegué mis deseos
en falaces sucedáneos.
Intenté hallar paz
en un rastrojal.
Y perdí mis abalorios
en una acequia nauseabunda.
Y sólo sé que:
Es tu mirada
la dádiva que anhelo.
Es tu sonrisa
la endorfina de mi vida.
Entelequia infinita
en pasión adscrita.
Marisa Béjar, 13/04/2017.
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ResponderEliminarGracias!
EliminarPor suerte volví a encontrar el amor. Pero no fue de un día para otro...
Claro, hay ambiguedad.
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ResponderEliminarHola Don Dumas! Sí que están relacionadas. Digamos que ésta complementa a la otra. Aquí se hace alusión a él, y en Yermo en el tiempo todo es desastroso...Me has pillado!✌
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