domingo, 10 de septiembre de 2017

Descenso.



Es un descenso ahogadero,
acuña hielo  mi pecho: 
sedimentos de espectros pendencieros.

Siempre mi piel sin sustento,
siempre oscuro el desfiladero.

Si te llamo, sólo muevo los labios, 
tampoco hay heraldo de mi llanto.

Es el reflejo de lo inverso:
de morir ingrávido y cálido,
a ser pesado acero en el cieno.

Son mecenas que pulverizan mis venas.
Consanguíneos de anfibios 
desmenuzando mi halo.

Basculo en vano 
intentando hallar tu mano.

Y al otro lado descubro un embrionario
sentimiento de bienaventuranza.
¿Eres tú en la distancia?

Marisa Béjar, 9/9/2017.


2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. Me motivan y alegran tus palabras. Muchas gracias por pasar y dejar tu bello comentario. Un placer que me leas. Besos.

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