martes, 10 de julio de 2018


El andén sin arcén.





Hay una torva mirada en el holograma.
Exasperante drama:
¡Sueños que en pavesas graznan!

¡La tierra es oblonga!,
y la alondra resuella querella.

Asisto a la diáspora de mis días.
Bajo en un andén sin arcén.
Los nenúfares sigilosos emergen del lago lodoso.
Claman razones desleídas a mi estima.
Todos son lilas.
¿Por qué desandar el camino sin él?

Quiero alojarme en el trance apabullante de muselina;
monocorde en brisa,
arrebujarme en un manto cimbreado por querubines.

A veces la vaguada deviene duna, 
y las tribulaciones exilian al zaguán de otro umbral.
Sólo debo hallar un andén con un bucólico arcén y descansar.

Marisa Béjar. 15/05/ 2018.


2 comentarios:

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    1. Sí, y el miedo, que siempre está presente. Muchísimas gracias por tu interesante aportacioón, un placer leer tu comentario. Besos Don Dumas.

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