lunes, 30 de julio de 2018

Busca al nigromante.






Mujer sabia en emoción aunque el mundo te negó la razón.

Mirada cuarteada entre cal,  azufre y cianuro;

¡anularon tu orgullo!


Hay un preludio necroso en tus días

carente de pleitesía.


Vi cómo combatías frente a una hueste provista de arietes gigantes

con un mero estilete de barro.


Reclina la estima que siempre ansías y se apoltrona la ignominia, 

y en esa ceremonia de lanzas nadie vela por tu luctuosa alma.


Zancadilleas a cada instante 

y  habitas inhóspitos parajes:

pasos en la niebla, rechina la tierra y amaneces en la pira de la colina 

desértica.


Esa fotosensibilidad a la realidad no te va a ayudar.

El remanso que implora tu llanto no acude a este acto.

Desleídas son  tus memorias y no hallas el postigo 

que te exima de este oprobio maldito.


¿Eres heredera de otra esfera?

Aquí las mandíbulas no articulan tus señas.


Hay un trampantojo que inocula tu vida.

Piérdete en el bosque verdeante

y busca al nigromante

de pelo azafranado.

Muchos galenos acuden a su encuentro,

quizá el pueda vadear

tu mal.



Marisa Béjar. 10/07/2018

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