jueves, 30 de agosto de 2018

Esfinge en el Ártico.




Es el torrente 
insurgente
que arranca
mis escamas
y me entierra en el lodo:
aquel tortuoso y angosto sólido
que impregna mi alma en óxido.

Hay monstruos con lenguas venenosas,
quieren  esconderme en sus entrañas;
el torrente se llevó mis escamas.
¡No tengo fortificación,
ni velo bienhechor!

La esfinge 
Infringe la leyenda:
sonríe en el Ártico
causando espanto.
El torrente no pudo 
Causar muerte 
A su “Yo” consciente.
Los lugareños
despertaron pasmados.;
¡jamás creyeron que el ocre fuera plateado!

¿Cómo pudo resplandecer
un negro amanecer?

Debo hablar con ella, 
muero en dulce duermevela: 
aquella que no desespera, 
ni despierta mi mente 
para atacar el torrente.

Mis escamas vagan
en vereda errática.
Pero aún sin ellas 
siento el poder de la absolución: el perdón,
en aquella esfinge 
que quebranta su estela.
Por eso sé que puedo: 
salir de esta mugrienta duermevela.




Marisa Béjar, 01/01/2018.

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