sábado, 1 de abril de 2017





 Fragmento de mi novela “El Cielo de los perros”. 







   <<Bajó corriendo las escaleras (…) Llevaba un manojo de llaves simular al alguacil de una prisión. Tenía las manos ateridas y temblorosas, introdujo dos llaves distintas en la cerradura sin obtener resultado. En medio de aquel desasosiego el llavero cayó sobre las viejas baldosas, emitiendo un estruendoso sonido que retumbó en el vestíbulo. Se agachó a recogerlas y en ese momento Thelma emitió unos sonidos lastimeros que corroboraban la situación aciaga que acontecía. Aún de cuchillas Marina fijó los ojos en los de su  amedrentada perra, y entendió que el animal quería detenerla en su deseo irrefrenable de salir al exterior. Cerró los párpados y la abrazó susurrándole palabras familiares y halagüeñas para tranquilizarla. Pero en el exterior los perros seguían ladrando y debía hacer algo para que cesara aquella situación>>.


Marisa Béjar.

La foto la he hecho yo.


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