viernes, 19 de mayo de 2017


Fragmento de mi novela El Cielo de los Perros.


<<Conforme avanzaba por la zona, Marina sentía más intensamente la humedad de la montaña en su piel. Apenas se filtraba un rayo de sol cada cien metros, en ocasiones debía agacharse para pasar por debajo de las ramas y lianas que le obstruían el paso. Los árboles se alzaban hasta el infinito vestidos de una exuberante hiedra y el musgo cubría gran parte de los laterales intransitables. Había unas rocas (cuya altura sobrepasaba la cintura de Marina)que parecían indicar el fin del camino, pero sólo en apariencia. Debía franquear aquella especie de muralla para llegar a...>>

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